Distribución social del capital escolar en Colombia

Autores
Peña Rodríguez, Faustino
Año de publicación
2014
Idioma
español castellano
Tipo de recurso
artículo
Estado
versión aceptada
Descripción
Colombia emprendió en la segunda mitad del siglo XX un proceso de transformación educativa y social direccionado por la masificación escolar, el cual se afianzó a finales de la década de los setenta. Desde entonces, han proliferado políticas, acciones, normatividades, planes, misiones, retos y desafíos tendientes a alcanzar desarrollo y progreso económico y social, de acuerdo con la interpretación dada a este proceso. Lograr que todos los sectores sociales tuvieran acceso a la educación en su conjunto se planteó como un propósito de largo alcance. Con el paso de los años, en general, se ha logrado universalización en los niveles de básica primaria y secundaria y se está lejos de alcanzar promedios aceptables en los niveles de media y superior. El problema se agrava cuando se verifica que la distribución del capital escolar no ha variado estructural y radicalmente y por ende los beneficios que éste conlleva: las oportunidades varían por sector social, los títulos escolares se cotizan de acuerdo a la institución que los expide y el capital social pesa al momento de proveer puestos de trabajo. El primer aspecto ubica en el plano de la movilidad social que la educación puede proveer y el segundo en el plano de la reproducción de los privilegios culturales, los cuales sitúan las luchas que entre sectores sociales y culturales se están librando, las interacciones de titulados de diferente origen e instituciones en el espacio social y la complejización del campo profesional, permitiendo visualizar la redefinición de los poderes en la cual lo simbólico posibilita nuevos márgenes de maniobra a los agentes. El capital escolar toma su valor en las credenciales –títulos- que expide y certifica la institución escolar a nombre del Estado (Nobleza de Estado). En la medida que ha aumentado el número de los que acceden al título profesional, los beneficios simbólicos de éste han variado y, por lo tanto, las luchas a través de las cuales se obtiene. En el pasado, en la medida que eran pocos los graduados en los diferentes niveles educativos y casi de un único sector social, la garantía jurídica era respaldada por el Estado en forma mecánica, para todos aquellos que la adquirían. En la actualidad, si bien sigue existiendo la garantía jurídica, los titulados se ven en la necesidad de entrar a competir en los mercados, competencia en la que el valor del título está ligado a factores sociales. Analizar cómo está distribuido socialmente el capital escolar significa ahondar en el espacio social escolar -espacio de diferenciación(es) que tiene como principal referente las diferencias y las distancias económicas y culturales- (Bourdieu, 1997) como espacio simbólico; esto es, su composición por regiones, departamentos, áreas urbanas y rurales, modalidades, instituciones y posiciones sociales, así como los habitus que llevan a los individuos y grupos a elegir modalidades e instituciones específicas –lectura relacional-. En la perspectiva estatal, la distribución del capital escolar es mostrada con discursos o con estadísticas generales mediante las cuales se cuantifican variables como matrícula, graduación y deserción de forma general, sin ahondar en su complejidad, lo que conlleva exclusiones y desigualdades; al igual, estos discursos y pretensiones son recurrentes en señalar entre otros aspectos que mediante la educación se asegura el progreso de la sociedad en todos sus órdenes –social, económico, cultural, tecnológico-, se rompe el círculo de la pobreza, desigualdad e inequidad y se construyen bienes públicos aspectos que no se cumplen en la proporción ni finalidades señaladas. La entrada de nuevos sectores a la educación no ha logrado armonizar el mercado imposibilitando la movilidad social por cuenta de los méritos y con ello la igualdad, equidad y justicia sociales. Estos sectores se han aferrado al sentido práctico buscando alternativas que les permita competir con altas probabilidades de éxito. La lógica de la distribución del capital escolar está ligada a relaciones que resultan de difícil comprensión desde la cotidianidad, por ello se hace indispensble ahondar los análisis desde la articulación de lo objetivo-subjetivo, lo macro-micro y las estructuras-prácticas y producir desde éstas las comprensiones respectivas.
Fil: Peña Rodríguez, Faustino. Universidad Pedagógica Nacional; Colombia
Materia
Colombia
Educación
Siglo XX-segunda mitad
Desigualdad social
Inclusión educativa
Nivel de accesibilidad
acceso abierto
Condiciones de uso
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/
Repositorio
RIDAA (UNICEN)
Institución
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
OAI Identificador
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El problema se agrava cuando se verifica que la distribución del capital escolar no ha variado estructural y radicalmente y por ende los beneficios que éste conlleva: las oportunidades varían por sector social, los títulos escolares se cotizan de acuerdo a la institución que los expide y el capital social pesa al momento de proveer puestos de trabajo. El primer aspecto ubica en el plano de la movilidad social que la educación puede proveer y el segundo en el plano de la reproducción de los privilegios culturales, los cuales sitúan las luchas que entre sectores sociales y culturales se están librando, las interacciones de titulados de diferente origen e instituciones en el espacio social y la complejización del campo profesional, permitiendo visualizar la redefinición de los poderes en la cual lo simbólico posibilita nuevos márgenes de maniobra a los agentes. El capital escolar toma su valor en las credenciales –títulos- que expide y certifica la institución escolar a nombre del Estado (Nobleza de Estado). En la medida que ha aumentado el número de los que acceden al título profesional, los beneficios simbólicos de éste han variado y, por lo tanto, las luchas a través de las cuales se obtiene. En el pasado, en la medida que eran pocos los graduados en los diferentes niveles educativos y casi de un único sector social, la garantía jurídica era respaldada por el Estado en forma mecánica, para todos aquellos que la adquirían. En la actualidad, si bien sigue existiendo la garantía jurídica, los titulados se ven en la necesidad de entrar a competir en los mercados, competencia en la que el valor del título está ligado a factores sociales. Analizar cómo está distribuido socialmente el capital escolar significa ahondar en el espacio social escolar -espacio de diferenciación(es) que tiene como principal referente las diferencias y las distancias económicas y culturales- (Bourdieu, 1997) como espacio simbólico; esto es, su composición por regiones, departamentos, áreas urbanas y rurales, modalidades, instituciones y posiciones sociales, así como los habitus que llevan a los individuos y grupos a elegir modalidades e instituciones específicas –lectura relacional-. En la perspectiva estatal, la distribución del capital escolar es mostrada con discursos o con estadísticas generales mediante las cuales se cuantifican variables como matrícula, graduación y deserción de forma general, sin ahondar en su complejidad, lo que conlleva exclusiones y desigualdades; al igual, estos discursos y pretensiones son recurrentes en señalar entre otros aspectos que mediante la educación se asegura el progreso de la sociedad en todos sus órdenes –social, económico, cultural, tecnológico-, se rompe el círculo de la pobreza, desigualdad e inequidad y se construyen bienes públicos aspectos que no se cumplen en la proporción ni finalidades señaladas. La entrada de nuevos sectores a la educación no ha logrado armonizar el mercado imposibilitando la movilidad social por cuenta de los méritos y con ello la igualdad, equidad y justicia sociales. Estos sectores se han aferrado al sentido práctico buscando alternativas que les permita competir con altas probabilidades de éxito. La lógica de la distribución del capital escolar está ligada a relaciones que resultan de difícil comprensión desde la cotidianidad, por ello se hace indispensble ahondar los análisis desde la articulación de lo objetivo-subjetivo, lo macro-micro y las estructuras-prácticas y producir desde éstas las comprensiones respectivas.Fil: Peña Rodríguez, Faustino. Universidad Pedagógica Nacional; ColombiaUniversidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Humanas. Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales (NEES)2014-102015-12-18T11:49:50Z2015-12-18T11:49:50Zinfo:eu-repo/semantics/articleinfo:eu-repo/semantics/acceptedVersionhttp://purl.org/coar/resource_type/c_6501info:ar-repo/semantics/articuloapplication/pdfapplication/pdfhttp://www.ridaa.unicen.edu.ar/xmlui/handle/123456789/242https://www.ridaa.unicen.edu.ar/handle/123456789/242spa978-950-658-358-3http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/info:eu-repo/semantics/openAccessreponame:RIDAA (UNICEN)instname:Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires2025-10-16T09:28:29Zoai:ridaa.unicen.edu.ar:123456789/242instacron:UNICENInstitucionalhttps://www.ridaa.unicen.edu.ar/Universidad públicaNo correspondehttps://www.ridaa.unicen.edu.ar/oailleiboff@rec.unicen.edu.ar;gimeroni@rec.unicen.edu.ar;lvarela@rec.unicen.edu.ar ;ArgentinaNo correspondeNo correspondeNo correspondeopendoar:a2025-10-16 09:28:30.124RIDAA (UNICEN) - Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Airesfalse
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