El partenaire analista en el autismo: transferencia, deseo del analista y ética del psicoanálisis

• Autores: Bartoli, Juan Simón; Mayorga, Giuliana
• Año de publicación: 2024
• Idioma: español castellano
• Tipo de recurso: documento de conferencia
• Materia: Psicología; autismo; transferencia; deseo del analista; neoborde; autism; transference; desire of the analyst; neoedge
• Institución: Universidad Nacional de La Plata

Uno de los grandes problemas de la clínica actual con niños, niñas y adolescentes es el autismo. Desde mediados del siglo XX esta categoría conceptual ha crecido en la búsqueda por poder dar cuenta de su sintomatología específica y también intentando dar una explicación a uno de sus rasgos patognomónicos: las dificultades en el vínculo con los otros. Consideramos al analista como aquel que da lugar a construcciones que habilitan formas de vincularse con el mundo para los sujetos autistas. Es así que el psicoanálisis se apoya en la transferencia como motor del proceso analítico, en este particular vínculo entre médico y paciente donde se "crea así un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en virtud del cual se cumple el tránsito de aquella a esta” (Freud, 1914/1991, p. 156). Por su lado, Lacan teoriza sobre la dirección de la cura y la ética del psicoanálisis y señala que es a partir del manejo de la transferencia en su carácter de estrategia que el analista buscará enmarcar sus intervenciones. Piensa la transferencia como un espacio entre el sujeto y el Otro y enfatiza la posición subjetiva al apuntar al deseo del sujeto. Señala de esta forma que "el deseo del análisis no es un deseo puro. Es el deseo de obtener la diferencia absoluta” (1964/1987, p. 284). Nos preguntamos cómo pensar la estrategia, la táctica y la política del analista cuando el autismo implica un rechazo al Otro, qué lugar queda para la dimensión amorosa de la transferencia como motor del proceso analítico. El autista se encuentra detenido a nivel de lalengua, momento previo al acceso al lenguaje; no hay direccionalidad al Otro porque el objeto a no se aloja allí. Sin embargo, lejos de suponer una imposibilidad para el trabajo analítico, consideramos que la fijación a un goce de lalengua como correlato de la forclusión del agujero, en tanto defensa fundamental en el sujeto autista, remite a la máxima expresión de su singularidad, y, por lo tanto, existe una vacante para el deseo del analista y para el amor en su dimensión imaginaria. El psicoanálisis puede brindar su saber-hacer en el campo del autismo a través de la cura dirigida a partir de la operatoria del deseo del analista y la transferencia como motor del análisis. Es a partir de allí que la perturbación de la defensa autista llevada a cabo por el analista y apoyada en la dimensión amorosa fraternal/imaginaria habilita la construcción de un neoborde que permite tanto el armado de un cuerpo como un lazo posible con el otro.
One of the major problems in the current clinical practice with children and adolescents is autism. Since the mid-20th century, this conceptual category has grown in the pursue to account for its specific symptomatology and also to try to explain one of its pathognomonic traits: the difficulties in the bond with others. We consider the analyst as the one who provides a space for constructions that enable forms of relating to the world for autistic subjects. This is how psychoanalysis relies on transference as the driving force of the analytical process, in this particular bond between doctor and patient where "an intermediate region is created between the illness and life, by virtue of which the transition from one to the other is accomplished" (Freud, 1914/1991, p. 156). On his account, Lacan theorizes about the direction of the healing and the ethics of psychoanalysis, and points out that it is from the management of transference, in its character as a strategy, that the analyst will seek to frame his interventions. He thinks of transference as a space between the individual and the Other, and emphasizes the subjective position by pointing to the individual's desire. In this way, he points out that "the desire of analysis is not a pure desire. It is the desire to obtain the absolute difference" (1964/1987, p. 284). We wonder: How to think about the strategy, tactics and politics of the analyst when autism implies a rejection of the Other? What place is left for the loving dimension of transference as the driving force of the analytical process? The autistic person is stuck at the level of lalangue, the moment prior to access to language; there is no directionality to the Other because the object a does not take up residence there. However, far from assuming an impossibility for analytical work, we consider that the fixation on a jouissance of lalangue as a correlate of the forclusion of the hole as a fundamental defense in the autistic individual refers to the maximum expression of their singularity, and therefore there is a vacancy for the desire of the analyst and for love in its imaginary dimension. Psychoanalysis can provide its know-how in the field of autism through a cure directed from the operation of the analyst's desire and transference as the motor of the analysis. It is from there that the disturbance of the autistic defense carried out by the analyst and supported by the fraternal/imaginary loving dimension enables the construction of a new edge that allows both for the assembly of a body and for a possible bond with the other.
Facultad de Psicología