Evaluación de Cepa probiótica de Enterococcus sp. en pollos parrilleros, frente a desafío de Salmonella Enteritidis

• Autores: Barreiro, Christian
• Año de publicación: 2008
• Idioma: español castellano
• Tipo de recurso: tesis de grado
• Colaborador/a o director/a de tesis: De Franceschi, Mauricio Enrique
• Materia: Agronomía; Salmonella; Avicultura; Producción agrícola; Pollos parrilleros; Microorganismos; Bacterias Lácticas; Enterococcus; Salmonelosis aviares
• Institución: Universidad Nacional de Luján

Fil: Barreiro, Christian. Universidad Nacional de Luján; Argentina.
Entre las zoonosis que afectan a la producción avícola, merece ser destacado un agente etiológico que cobró, en los últimos quince años, una inusitada importancia. De la mano de la intensificación del proceso productivo, Salmonella Enteritidis se transformó en un problema estratégico para la salud humana y animal. Se trata de un patógeno entérico de origen alimentario vinculado a la ocurrencia de gastroenteritis en seres humanos. Es la afección más importante transmitida por los alimentos. Para la industria alimenticia la presencia de este microorganismo está íntimamente ligada a la imagen de calidad de la empresa y sus productos y para el país en la imposición de barreras sanitarias en el comercio local e internacional (27, 36, 37, 54). Las aves constituyen una fuente significativa de contaminación de Salmonella para el hombre. La importancia que cobró la producción avícola sumado al hecho de la prohibición de aditivos antibióticos en la ración, refuerzan la necesidad de evaluar nuevas alternativas para su control (9, 21,30, 43). La adición de antibióticos como promotores del crecimiento (APC) en la dieta de pollos parrilleros, ha sido extensamente utilizada en los últimos cincuenta años. Algunos autores indican que la eficacia de los APC depende de factores tales como el manejo, la situación sanitaria, la genética, las condiciones de alojamiento y la propia dieta, pero en términos generales, la relación eficacia / . costo es positiva. Sin embargo, el uso como promotor de crecimiento de fármacos ha favorecido la aparición de formas microbianas resistentes y perjudiciales a la salud y terapia humanas. La utilización de estos aditivos se ha rodeado de polémica, desde que en 1969, un informe emitido por un comité científico presidido por el Prof. Swann, en Reino Unido, recomendara el abandono del uso de antibióticos, susceptibles de uso terapéutico en medicina humana, en alimentos balanceados para ganado (15,16, 18, 32, 48). En las décadas de los años 1970 y 1980 se prohibieron aquellos antibióticos con principios activos similares a los utilizados en medicina humana, a excepción de bacitracina, espiromocina y tilosina. El primer antibiótico promotor de crecimiento exclusivamente utilizado en producción animal que se prohibió en Europa fue la avoparcina en el año 1997. Le siguieron, dos años más tarde, la virginiamicina, bacitracina de cinc, fosfato de tilosina y a partir del 1° de enero de 2006 se prohibieron los cuatro antibióticos promotores del crecimiento que quedaban autorizados en el mercado europeo a saber; avilamicina, flavofosfolipol, salinomicina y monesina de sodio (21,49). La reacción no se hizo esperar y la investigación sobre el uso de promotores de crecimiento no antibióticos (Cuadro 1) se fue desarrollando, cimentada en el aprovechamiento de la microflora simbiótica y sus interacciones con el ambiente gastrointestinal. En este sentido, el uso de probióticos se presentó como una alternativa destacada (4, 6, 7, 10, 24).