El 11 de septiembre dio el marco a EE.UU. para rediseñar y agudizar su intervención en el mundo musulmán

Autores
Guardati, Cecilia; Audi, Rosaura
Año de publicación
2004
Idioma
español castellano
Tipo de recurso
documento de conferencia
Estado
versión publicada
Descripción
El 11 de septiembre significó un punto de inflexión en las relaciones internacionales, ya hegemonizadas por Estados Unidos, y cuya reacción no sólo no excluyó al mundo árabe e islámico sino que lo ubicó en el blanco sobre el cual se descargaría la política de protección global contra el “terrorismo”. De hecho, a partir del 11 de septiembre, Washington se vio frente a la posibilidad de actualizar su influencia en Asia Central y Medio Oriente, región que acumula las reservas de crudo y gas más importantes del mundo. El lanzamiento de la “guerra (estadounidense) contra el terrorismo”, que se inició con el ataque contra Afganistán, su régimen Talibán y la red Al Qaeda de Osama Ben Laden, fue utilizado alrededor del planeta para implementar nuevas leyes de corte draconiano. Las mismas se convirtieron en la herramienta de muchos gobiernos para reprimir o encarcelar a las oposiciones políticas, los inmigrantes o las organizaciones consideradas irregulares, todas ellas nombradas por el poder bajo una misma definición. En este contexto, los regímenes represivos o dictatoriales árabes e islámicos – como el caso de Arabia Saudita, Egipto, Argelia, Túnez, Pakistán, entre otros respaldaron la lucha norteamericana contra el terrorismo y la aplicaron sobre los sectores a los que hace tiempo había aglutinado o reprimido para mantenerse en el poder: reformistas islamistas y extremistas islámicos. Pero también se encontraron con un creciente rechazo de la sociedad árabe e islámica a la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de sus países. La reacción inmediata sobre el mundo árabe e islámico de la Casa Blanca al 11-S, liderada por el presidente George W. Bush y respaldada por la coalición internacional, impactó concretamente sobre el régimen de Afganistán, al cual derrocó, instaurando en su lugar a un afgano aliado cuyo gabinete está conformado por “señores de la guerra”. Además, la intervención militar en ese país, colocó a Pakistán y Arabia Saudita –históricos aliados de Kabul y Washington- al borde de la desestabilización interna, debido, justamente, al alineamiento con Estados Unidos. En tanto, la continuidad de esa reacción apunta hacia un viejo enemigo norteamericano: Irán, y uno no tan antiguo: Irak –Saddam Hussein fue aliado estadounidense en la guerra contra Teherán- . Ambos integran lo que Bush calificó como “el eje del mal”, en el que también se encuentra Corea del Norte. Claro está que el cincuentenario conflicto israelo-palestino no permanece ajeno a esta reacción estadounidense dado que la “lucha mundial contra el terrorismo” otorga al gobierno de Ariel Sharon el texto necesario para incrementar el genocidio sobre el pueblo palestino bajo la excusa de proteger al pueblo israelí de los “terroristas palestinos”.
Instituto de Relaciones Internacionales (IRI)
Materia
Ciencias Jurídicas
Relaciones Internacionales
11 de septiembre
Guerra
ocupación militar
guerra (estadounidense) contra el terrorismo
Terrorismo
régimen Talibán
Al Qaeda
Nivel de accesibilidad
acceso abierto
Condiciones de uso
http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/
Repositorio
SEDICI (UNLP)
Institución
Universidad Nacional de La Plata
OAI Identificador
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