Juego y realidad

Autores
Crisorio, Ricardo Luis; Lescano, Agustín Amílcar; Galak, Eduardo Lautaro; Simoy, María Silvana; Crisorio, Ricardo Luis
Año de publicación
2022
Idioma
español castellano
Tipo de recurso
parte de libro
Estado
versión publicada
Descripción
Unos días antes del receso de invierno de 2019 leímos, con los estudiantes de la clase que dictamos con Agustín Lescano los lunes por la noche, la presentación del bloque de contenidos Juegos Motores de los CBC28. En ella se lee: “El juego, junto con el trabajo, pertenece a las formas originarias (y hasta ahora no del todo conocidas) de la experiencia humana. Los juegos son manifestaciones concretas de esta forma originaria que orienta la acción hacia actividades no necesariamente productivas (…)” (CBC, 1995, p. 302). No es equivocado definir el juego como “forma”, pero formularlo de este modo es inexacto porque relaciona esa forma con un origen incierto, del que todavía hoy no sabemos nada. Por lo menos nosotros no sabemos. El juego debe definirse como “forma” en una relación de oposición con la idea de contenido, de un contenido que sería de la realidad -de la que el juego en realidad se aparta- y no en correspondencia con el origen, que desconocemos, de la experiencia humana: el juego es forma en sí mismo aun si, como señala Benveniste, “Manifestaciones infinitamente diversas que ahí confluyen […] hacen parecer al juego menos como una actividad particular que como una cierta modalidad de toda actividad humana” (1947, p. 161). Sostenemos que el problema principal de la inexactitud de 1995 estuvo, precisamente, en el privilegio otorgado al jugar, sobre el juego, en una perspectiva que supone en los humanos (que se considera que descienden de los animales) una tendencia biopsicológica que encontraría, jugando, ejercicio y satisfacción. Al menos, ése era el origen que suponíamos al juego como forma en la presentación de 1995. Podemos ofrecer como prueba el texto completo de la presentación, del cual repetiremos aquí apenas el párrafo que le sigue inmediatamente: “El juego modifica a la persona que juega. Un niño y una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc.” (CBC, 1995, p. 302). En cambio, nos proponemos seguir aquí la vía abierta por Émile Benveniste en 1947 y tratar del juego, no del jugador. Una definición mínima del juego, en la que podrían coincidir casi todos los autores que han tratado de él, es la que resalta su carácter reglado y autotélico, y no orientado a una modificación útil de lo real.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Materia
Educación Física
Juego
Realidad
Nivel de accesibilidad
acceso abierto
Condiciones de uso
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Repositorio
SEDICI (UNLP)
Institución
Universidad Nacional de La Plata
OAI Identificador
oai:sedici.unlp.edu.ar:10915/142272

id SEDICI_86c5564dac49a9d75e603f58841f2b62
oai_identifier_str oai:sedici.unlp.edu.ar:10915/142272
network_acronym_str SEDICI
repository_id_str 1329
network_name_str SEDICI (UNLP)
spelling Juego y realidadCrisorio, Ricardo LuisLescano, Agustín AmílcarGalak, Eduardo LautaroSimoy, María SilvanaCrisorio, Ricardo LuisEducación FísicaJuegoRealidadUnos días antes del receso de invierno de 2019 leímos, con los estudiantes de la clase que dictamos con Agustín Lescano los lunes por la noche, la presentación del bloque de contenidos Juegos Motores de los CBC28. En ella se lee: “El juego, junto con el trabajo, pertenece a las formas originarias (y hasta ahora no del todo conocidas) de la experiencia humana. Los juegos son manifestaciones concretas de esta forma originaria que orienta la acción hacia actividades no necesariamente productivas (…)” (CBC, 1995, p. 302). No es equivocado definir el juego como “forma”, pero formularlo de este modo es inexacto porque relaciona esa forma con un origen incierto, del que todavía hoy no sabemos nada. Por lo menos nosotros no sabemos. El juego debe definirse como “forma” en una relación de oposición con la idea de contenido, de un contenido que sería de la realidad -de la que el juego en realidad se aparta- y no en correspondencia con el origen, que desconocemos, de la experiencia humana: el juego es forma en sí mismo aun si, como señala Benveniste, “Manifestaciones infinitamente diversas que ahí confluyen […] hacen parecer al juego menos como una actividad particular que como una cierta modalidad de toda actividad humana” (1947, p. 161). Sostenemos que el problema principal de la inexactitud de 1995 estuvo, precisamente, en el privilegio otorgado al jugar, sobre el juego, en una perspectiva que supone en los humanos (que se considera que descienden de los animales) una tendencia biopsicológica que encontraría, jugando, ejercicio y satisfacción. Al menos, ése era el origen que suponíamos al juego como forma en la presentación de 1995. Podemos ofrecer como prueba el texto completo de la presentación, del cual repetiremos aquí apenas el párrafo que le sigue inmediatamente: “El juego modifica a la persona que juega. Un niño y una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc.” (CBC, 1995, p. 302). En cambio, nos proponemos seguir aquí la vía abierta por Émile Benveniste en 1947 y tratar del juego, no del jugador. Una definición mínima del juego, en la que podrían coincidir casi todos los autores que han tratado de él, es la que resalta su carácter reglado y autotélico, y no orientado a una modificación útil de lo real.Facultad de Humanidades y Ciencias de la EducaciónEditorial de la Universidad Nacional de La Plata (EDULP)2022info:eu-repo/semantics/bookPartinfo:eu-repo/semantics/publishedVersionCapitulo de librohttp://purl.org/coar/resource_type/c_3248info:ar-repo/semantics/parteDeLibroapplication/pdf132-139http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/142272spainfo:eu-repo/semantics/altIdentifier/isbn/978-950-34-2138-3info:eu-repo/semantics/reference/hdl/10915/140962info:eu-repo/semantics/openAccesshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)reponame:SEDICI (UNLP)instname:Universidad Nacional de La Platainstacron:UNLP2025-09-29T11:36:23Zoai:sedici.unlp.edu.ar:10915/142272Institucionalhttp://sedici.unlp.edu.ar/Universidad públicaNo correspondehttp://sedici.unlp.edu.ar/oai/snrdalira@sedici.unlp.edu.arArgentinaNo correspondeNo correspondeNo correspondeopendoar:13292025-09-29 11:36:23.565SEDICI (UNLP) - Universidad Nacional de La Platafalse
dc.title.none.fl_str_mv Juego y realidad
title Juego y realidad
spellingShingle Juego y realidad
Crisorio, Ricardo Luis
Educación Física
Juego
Realidad
title_short Juego y realidad
title_full Juego y realidad
title_fullStr Juego y realidad
title_full_unstemmed Juego y realidad
title_sort Juego y realidad
dc.creator.none.fl_str_mv Crisorio, Ricardo Luis
Lescano, Agustín Amílcar
Galak, Eduardo Lautaro
Simoy, María Silvana
Crisorio, Ricardo Luis
author Crisorio, Ricardo Luis
author_facet Crisorio, Ricardo Luis
Lescano, Agustín Amílcar
Galak, Eduardo Lautaro
Simoy, María Silvana
author_role author
author2 Lescano, Agustín Amílcar
Galak, Eduardo Lautaro
Simoy, María Silvana
author2_role author
author
author
dc.subject.none.fl_str_mv Educación Física
Juego
Realidad
topic Educación Física
Juego
Realidad
dc.description.none.fl_txt_mv Unos días antes del receso de invierno de 2019 leímos, con los estudiantes de la clase que dictamos con Agustín Lescano los lunes por la noche, la presentación del bloque de contenidos Juegos Motores de los CBC28. En ella se lee: “El juego, junto con el trabajo, pertenece a las formas originarias (y hasta ahora no del todo conocidas) de la experiencia humana. Los juegos son manifestaciones concretas de esta forma originaria que orienta la acción hacia actividades no necesariamente productivas (…)” (CBC, 1995, p. 302). No es equivocado definir el juego como “forma”, pero formularlo de este modo es inexacto porque relaciona esa forma con un origen incierto, del que todavía hoy no sabemos nada. Por lo menos nosotros no sabemos. El juego debe definirse como “forma” en una relación de oposición con la idea de contenido, de un contenido que sería de la realidad -de la que el juego en realidad se aparta- y no en correspondencia con el origen, que desconocemos, de la experiencia humana: el juego es forma en sí mismo aun si, como señala Benveniste, “Manifestaciones infinitamente diversas que ahí confluyen […] hacen parecer al juego menos como una actividad particular que como una cierta modalidad de toda actividad humana” (1947, p. 161). Sostenemos que el problema principal de la inexactitud de 1995 estuvo, precisamente, en el privilegio otorgado al jugar, sobre el juego, en una perspectiva que supone en los humanos (que se considera que descienden de los animales) una tendencia biopsicológica que encontraría, jugando, ejercicio y satisfacción. Al menos, ése era el origen que suponíamos al juego como forma en la presentación de 1995. Podemos ofrecer como prueba el texto completo de la presentación, del cual repetiremos aquí apenas el párrafo que le sigue inmediatamente: “El juego modifica a la persona que juega. Un niño y una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc.” (CBC, 1995, p. 302). En cambio, nos proponemos seguir aquí la vía abierta por Émile Benveniste en 1947 y tratar del juego, no del jugador. Una definición mínima del juego, en la que podrían coincidir casi todos los autores que han tratado de él, es la que resalta su carácter reglado y autotélico, y no orientado a una modificación útil de lo real.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
description Unos días antes del receso de invierno de 2019 leímos, con los estudiantes de la clase que dictamos con Agustín Lescano los lunes por la noche, la presentación del bloque de contenidos Juegos Motores de los CBC28. En ella se lee: “El juego, junto con el trabajo, pertenece a las formas originarias (y hasta ahora no del todo conocidas) de la experiencia humana. Los juegos son manifestaciones concretas de esta forma originaria que orienta la acción hacia actividades no necesariamente productivas (…)” (CBC, 1995, p. 302). No es equivocado definir el juego como “forma”, pero formularlo de este modo es inexacto porque relaciona esa forma con un origen incierto, del que todavía hoy no sabemos nada. Por lo menos nosotros no sabemos. El juego debe definirse como “forma” en una relación de oposición con la idea de contenido, de un contenido que sería de la realidad -de la que el juego en realidad se aparta- y no en correspondencia con el origen, que desconocemos, de la experiencia humana: el juego es forma en sí mismo aun si, como señala Benveniste, “Manifestaciones infinitamente diversas que ahí confluyen […] hacen parecer al juego menos como una actividad particular que como una cierta modalidad de toda actividad humana” (1947, p. 161). Sostenemos que el problema principal de la inexactitud de 1995 estuvo, precisamente, en el privilegio otorgado al jugar, sobre el juego, en una perspectiva que supone en los humanos (que se considera que descienden de los animales) una tendencia biopsicológica que encontraría, jugando, ejercicio y satisfacción. Al menos, ése era el origen que suponíamos al juego como forma en la presentación de 1995. Podemos ofrecer como prueba el texto completo de la presentación, del cual repetiremos aquí apenas el párrafo que le sigue inmediatamente: “El juego modifica a la persona que juega. Un niño y una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc.” (CBC, 1995, p. 302). En cambio, nos proponemos seguir aquí la vía abierta por Émile Benveniste en 1947 y tratar del juego, no del jugador. Una definición mínima del juego, en la que podrían coincidir casi todos los autores que han tratado de él, es la que resalta su carácter reglado y autotélico, y no orientado a una modificación útil de lo real.
publishDate 2022
dc.date.none.fl_str_mv 2022
dc.type.none.fl_str_mv info:eu-repo/semantics/bookPart
info:eu-repo/semantics/publishedVersion
Capitulo de libro
http://purl.org/coar/resource_type/c_3248
info:ar-repo/semantics/parteDeLibro
format bookPart
status_str publishedVersion
dc.identifier.none.fl_str_mv http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/142272
url http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/142272
dc.language.none.fl_str_mv spa
language spa
dc.relation.none.fl_str_mv info:eu-repo/semantics/altIdentifier/isbn/978-950-34-2138-3
info:eu-repo/semantics/reference/hdl/10915/140962
dc.rights.none.fl_str_mv info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)
eu_rights_str_mv openAccess
rights_invalid_str_mv http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)
dc.format.none.fl_str_mv application/pdf
132-139
dc.publisher.none.fl_str_mv Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (EDULP)
publisher.none.fl_str_mv Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (EDULP)
dc.source.none.fl_str_mv reponame:SEDICI (UNLP)
instname:Universidad Nacional de La Plata
instacron:UNLP
reponame_str SEDICI (UNLP)
collection SEDICI (UNLP)
instname_str Universidad Nacional de La Plata
instacron_str UNLP
institution UNLP
repository.name.fl_str_mv SEDICI (UNLP) - Universidad Nacional de La Plata
repository.mail.fl_str_mv alira@sedici.unlp.edu.ar
_version_ 1844616241814175744
score 13.070432