Hacer lo imposible: Slavoj Zizek, el diagnóstico de nuestro tiempo y la perspectiva de la emancipación

Autores
Roggerone, Santiago Martín
Año de publicación
2013
Idioma
español castellano
Tipo de recurso
artículo
Estado
versión publicada
Descripción
En el contexto del colapso de la URSS y la introducción de las reformas neoliberales a escala global, durante los albores de la última década del siglo XX se tornó evidente por doquier que el marxismo enfrentaba una crisis terminal. Fue entonces que a lo largo y ancho del mapa terminó de instaurarse un discurso posmodernista que proclamaba el fin de la historia y los grandes relatos, cuyo revés teórico lo constituían los postulados filosóficos del postestructuralismo y el postmarxismo. No obstante, pronto, en algo menos de dos décadas, tuvo lugar un giro inesperado: los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 con los que llegó a su fin la utopía política de la democracia (neo)liberal y la debacle financiera de principios de 2008 con la que actualmente se encuentra culminando la utopía económica del mercado global, contribuyeron a que se erigiera una crisis histórica del capitalismo que -tal como había sucedido anteriormente con la del marxismo- en lo fundamental no trataría de una más de todas sus recurrentes crisis, sino en verdad de una que porta algo que la torna en una crisis terminal, última y final. En este escenario en donde toda una transmutación ha tenido lugar, resulta imperioso determinar cuál es el estado o la situación del marxismo en la actualidad. Para ello habría que partir de que pese a las muy buenas intenciones con las que en los últimos años han intervenido intelectuales, artistas y hasta organizaciones políticas, la vuelta de Marx que hoy se pregona posee en lo esencial algo de falso. En efecto: el revival del pensamiento de un Marx al que se redescubre como analista agudo y perspicaz del capitalismo moderno-occidental -pero también como aceptable profeta pospolítico de la globalización-, obtura las más poderosas armas que el marxismo posee para comprender y transformar la realidad. Para decirlo brutalmente: el Marx edulcorado que hoy vuelve a la vida, entraña la última fantasía posmodernista: un Marx sin organización, sin partido, sin programa, sin estrategia ni tácticas. Partiendo de esta circunstancia, lo que habría que preguntarse entonces es si el marxismo ha logrado neutralizar los desafíos a los que se encontraba enfrentado en los inicios de la última década del siglo pasado; si, asimismo, hoy en día se halla en condiciones de dar cuenta de una realidad socio-político-cultural atravesada por una crisis del capitalismo que aparentemente no sería ya una mera crisis más; si, finalmente, la política emancipatoria radical históricamente a él asociada, continúa constituyendo una opción eminentemente válida. Como parte de un esfuerzo más amplio por dar cuenta de estos interrogantes -es decir, como parte de un esfuerzo que busca dilucidar si el marxismo efectivamente ha logrado recomponerse teórica y prácticamente de una crisis que presuntamente era terminal-, a continuación intentará esclarecerse cuáles han sido los aportes que el filósofo esloveno Slavoj Zizek ha realizado a los fines de neutralizar los desafíos del postestructuralismo y el postmarxismo. Lo que distingue a Zizek de otros pensadores contemporáneos que intentan fundamentar normativamente una defensa del marxismo, es que él no es un marxista, sino más bien un hegeliano-lacaniano -vale decir, que sus premisas no son las propias del materialismo histórico, sino las de una ontología peculiar. No obstante, sobre todo en los últimos años, Zizek ha demostrado cada vez mayor fidelidad a la llamada hipótesis comunista y un creciente interés por renovar la filosofía del materialismo dialéctico. En este marco, ha desarrollado toda una serie de herramientas conceptuales que en tanto forman parte de una más vasta teoría del Acto, resultan extremadamente originales para una intervención política emancipatoria abocada a hacer lo que se presenta como lo imposible en los tiempos conformistas y desesperanzados en los que nos toca vivir.
Fil: Roggerone, Santiago Martín. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones "Gino Germani"; Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Argentina. Universidad Nacional de San Martín. Instituto de Altos Estudios Sociales; Argentina
Materia
Žižek
Emancipación
Marx
Sociedad
Izquierda
Nivel de accesibilidad
acceso abierto
Condiciones de uso
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/ar/
Repositorio
CONICET Digital (CONICET)
Institución
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
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No obstante, pronto, en algo menos de dos décadas, tuvo lugar un giro inesperado: los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 con los que llegó a su fin la utopía política de la democracia (neo)liberal y la debacle financiera de principios de 2008 con la que actualmente se encuentra culminando la utopía económica del mercado global, contribuyeron a que se erigiera una crisis histórica del capitalismo que -tal como había sucedido anteriormente con la del marxismo- en lo fundamental no trataría de una más de todas sus recurrentes crisis, sino en verdad de una que porta algo que la torna en una crisis terminal, última y final. En este escenario en donde toda una transmutación ha tenido lugar, resulta imperioso determinar cuál es el estado o la situación del marxismo en la actualidad. Para ello habría que partir de que pese a las muy buenas intenciones con las que en los últimos años han intervenido intelectuales, artistas y hasta organizaciones políticas, la vuelta de Marx que hoy se pregona posee en lo esencial algo de falso. En efecto: el revival del pensamiento de un Marx al que se redescubre como analista agudo y perspicaz del capitalismo moderno-occidental -pero también como aceptable profeta pospolítico de la globalización-, obtura las más poderosas armas que el marxismo posee para comprender y transformar la realidad. Para decirlo brutalmente: el Marx edulcorado que hoy vuelve a la vida, entraña la última fantasía posmodernista: un Marx sin organización, sin partido, sin programa, sin estrategia ni tácticas. Partiendo de esta circunstancia, lo que habría que preguntarse entonces es si el marxismo ha logrado neutralizar los desafíos a los que se encontraba enfrentado en los inicios de la última década del siglo pasado; si, asimismo, hoy en día se halla en condiciones de dar cuenta de una realidad socio-político-cultural atravesada por una crisis del capitalismo que aparentemente no sería ya una mera crisis más; si, finalmente, la política emancipatoria radical históricamente a él asociada, continúa constituyendo una opción eminentemente válida. Como parte de un esfuerzo más amplio por dar cuenta de estos interrogantes -es decir, como parte de un esfuerzo que busca dilucidar si el marxismo efectivamente ha logrado recomponerse teórica y prácticamente de una crisis que presuntamente era terminal-, a continuación intentará esclarecerse cuáles han sido los aportes que el filósofo esloveno Slavoj Zizek ha realizado a los fines de neutralizar los desafíos del postestructuralismo y el postmarxismo. Lo que distingue a Zizek de otros pensadores contemporáneos que intentan fundamentar normativamente una defensa del marxismo, es que él no es un marxista, sino más bien un hegeliano-lacaniano -vale decir, que sus premisas no son las propias del materialismo histórico, sino las de una ontología peculiar. No obstante, sobre todo en los últimos años, Zizek ha demostrado cada vez mayor fidelidad a la llamada hipótesis comunista y un creciente interés por renovar la filosofía del materialismo dialéctico. 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Fil: Roggerone, Santiago Martín. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones "Gino Germani"; Argentina. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; Argentina. Universidad Nacional de San Martín. Instituto de Altos Estudios Sociales; Argentina
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